Rock Progresivo – Una Etiqueta que Desorienta

Cuaderno-Progressivo-No-2 Este número de Phaedrus incluye un artículo que escribí para un cuaderno que fue publicado como parte de la edición 2007 del festival Gouveia Art Rock. Entonces, el término «Rock Progresivo» todavía estaba proscrito por los críticos y medios afines al rock. Actualmente el rock progresivo está disfrutando de un resurgimiento que aumenta de forma estable; sin embargo, creo que mucho de lo que expliqué en ese artículo mantiene su vigencia.

Puedes estar preguntándote, si el término desorienta, ¿por qué es utilizado de forma habitual en Phaedrus? La razón es que esta revista está dirigida a un colectivo más amplio que el de los seguidores de la música artística actual. La mayoría de las personas no entenderían de qué va esta revista si omitiera el término «rock progresivo». Tomando este hecho en cuenta, te invito a leer esta reflexión acerca de cómo etiquetamos nuestro querido género y sus deferentes subcategorías.


Rock Progresivo – Una Etiqueta que Desorienta

Carlos G. Plaza Vegas

30 de diciembre de 2006

El título de este artículo[i] parece sugerir que este es un intento más por definir qué es o qué no es ‘rock progresivo’. Sin embargo, mi propósito no es proponer una definición alternativa sino más bien alertar a la comunidad sobre las trampas inherentes en el uso de las palabras ‘progresivo’ y ‘rock’ para definir nuestro género. Ciertamente, ‘Rock Progresivo’ es un término del que huyen muchos músicos y bandas. También genera connotaciones negativas en la crítica y en la industria musical. Pero lo peor, es que el término en sí conduce a aficionados y músicos a generar expectativas y conclusiones erróneas, y es aquí donde el uso de esta etiqueta tiene sus consecuencias más negativas.

A través de los años, nuestra música ha sido objeto de una amplia variedad de definiciones, clasificaciones y sub-clasificaciones. Libros como Rocking the Classics de Edward Macan[ii], 20th Century Rock and Roll – Progressive Rock de Jerry Lucky[iii] o Progressive Rock Reconsidered de Kevin Holm-Hudson[iv] son intentos, desde distintas perspectivas, de definir el género. Sitios web como www.progarchives.com o www.progressor.net, ofrecen definiciones del género, así como una amplia gama de sub-estilos, tales como:

Art Rock
Canterbury
Experimental/Post-Rock
Indo-Prog/Raga Rock
Prog Sinfónico Italiano
Jazz Rock/Fusión
Krautrock
Neo Progresivo
Prog Folk
Art Rock
RIO

Aunque estas clasificaciones son útiles para guiar a los aficionados a través de una oferta musical tan enorme, siempre he pensado que el foco debe estar en la música y no en sus diferentes etiquetas. Siendo así, ¿por qué propongo este tema como base para una discusión? Porque considero que el término ‘Rock Progresivo’ es uno de los elementos que está impidiendo la expansión del género.

Aquellos que consideran que el ‘rock progresivo’ no puede disfrutar de una saludable base de aficionados porque “es muy complejo” para el oyente medio, deberían preguntarse por qué el jazz o la música clásica sí tienen una amplia minoría; de hecho, lo suficientemente amplia como para permitir a los músicos vivir de la música y para generar cientos de festivales y conciertos en todo el mundo. Llevaré esta analogía con el jazz y la música clásica un paso más allá, haciendo una serie de preguntas para ilustrar por qué tiene poco sentido utilizar “progresivo” como un sustantivo en lugar de usarlo como adjetivo:

  1. ¿Crees que un aficionado al jazz descartaría escuchar a músicos contemporáneos ejecutando jazz clásico?
  2. ¿El término “progresivo” sería apropiado para describir grupos vanguardistas que experimentan con la fusión del jazz y la música electroacústica?
  3. Crees que un aficionado al jazz diría: “el único jazz que vale la pena escuchar es el de vanguardia. Si voy a un club de jazz y veo a un grupo tocando jazz clásico, me voy enseguida”
  4. ¿Y la música clásica?¿ Crees que no existen compositores que podrían ser considerados tan progresivos como el grupo de RIO más radical? Pues ciertamente existen, así que ¿para qué molestarse en ir a un concierto a escuchar a Bach o a Ravel?li>

 

El término «progresivo»

Para los aficionados al jazz o a la música clásica, ‘progresivo’ o ‘vanguardista’ no es más que un atributo. No el principal, desde luego no diferencial, y de ninguna manera una forma obligatoria de llevar al oyente hacia el tipo de música que está escuchando. En el mundo de la música clásica, aficionados de Mozart o Clementi se sienten tan identificados con el género como los de Messiaen o Hindemith. Sin embargo, esto no sucede en la música progresiva. A pesar de sus evidentes diferencias, Arena y Univers Zero por ejemplo, deben tener algo en común: ambos aparecen en las mismas páginas web y revistas; tienen aficionados en común, tocan en festivales y eventos similares, a pesar de que uno es definitivamente progresivo mientras que el otro no lo es. O dejamos a uno de ellos fuera del género, o definitivamente aquí hay algo que no funciona en la manera cómo estamos utilizando actualmente el término ‘progresivo’.

Muchos músicos exigen que las bandas catalogadas como “progresivas” sean innovadoras. Steve Wilson (Porcupine Tree) dice:

«Para mí, ser progresivo tiene que ver con tomar la palabra en su sentido más literal: si una banda va a intentar ser progresiva, no debería mirar al pasado – debería estar viendo todo lo que está sucediendo a su alrededor en este momento, desde hip-hop a trip-hop a death metal a trance. La palabra ‘progresivo’ es acerca del FUTURO.»[v]

Es su excelente libro «Zen y el Arte del Mantenimiento de Motocicletas», Robert Pirsig explica que la manera en que percibimos la realidad está muy condicionada por la forma cómo utilizamos nuestro “cuchillo analítico” para rebanarla en categorías.[vi]
La forma en que Wilson utiliza su cuchillo, lo lleva a la conclusión de que las bandas contemporáneas de rock progresivo “[siguen] el patrón de 1972 tan de cerca, que es completamente redundante y carente de sentido. De todas formas, nunca van a superar a los originales – ¿para qué se toman la molestia?”[vii]

Ahora, si en lugar de usar nuestro cuchillo analítico para dividir la música entre prog y no-prog, lo usamos para dividir la música entre Música Artística y Música Comercial, veamos cómo podríamos clasificar la música hoy en día:

categorias-musicales-espanol

(1) Académica en cuanto a la necesidad de requerir entrenamiento formal para componer y, por regla general, ejecutar este tipo de música.
(2) Más sobre este término luego en este artículo.
(3) Bajo esta clasificación alternativa, Neo-Prog debería utilizarse para referirnos a bandas progresivas contemporáneas como, por ejemplo, Miriodor. Bandas actualmente clasificadas como neo-progresivas deberían ser catalogadas como neo-clásicas. Durante el resto del artículo usaré este término para referirme al neo-progresivo.

Esta clasificación alternativa permite, por ejemplo, que el atributo ‘Sinfónico’ pueda aplicarse tanto a músicos orientados al ámbito clásico como al progresivo. Arena podría ser un ejemplo de una banda Sinfónica-Clásica. Kotebel podría ser un ejemplo de una banda Sinfónica-Progresiva.

La opinión de Wilson sólo es correcta cuando se aplica a artistas de vanguardia en cualquier forma de arte, no sólo en nuestro género. Esta es la raíz del problema. No podemos descartar arte sólo porque no sea progresivo. “Progresivo” tiene que ver con el futuro y sólo pocos artistas asumen el reto de expandir su lenguaje y explorar nuevas tierras. Pero hay muchos artistas que pueden dar salida a su ímpetu creativo con los medios que ya están a su disposición. No sienten la necesidad de ir más allá. Pero cuidado: ¡la innovación no puede ser un fin en sí mismo! Los artistas que innovan y transcienden, son aquellos que abren nuevos caminos como consecuencia de una necesidad; su inspiración los empuja a la creación de nuevos lenguajes.

Rachmaninov escribió su música cuando pocos compositores se atrevían a poner una armadura de clave (tonalidad) en su partitura. Él no era progresivo, al contrario, era bastante regresivo. Sin embargo, está considerado como uno de los compositores clásicos más importantes del siglo XX. De hecho, mucho más que un buen número de sus colegas “progresivos” contemporáneos.

Si miramos a nuestro género desde este ángulo, excelentes artistas neo-clásicos como Matthew Parmenter pueden coexistir y ser apreciados junto a bandas/artistas que están descubriendo nuevos campos estéticos. Estos artistas transcenderán en función de la intensidad de su música y de su capacidad para conmover al oyente. Malos artistas neo-clásicos del tipo copiar/pegar, llenos de clichés, serán olvidados al igual que las bandas RIO cuyo único objetivo sea conseguir un sonido original. Ambos casos no resistirán el paso del tiempo.

Invito a considerar el impacto de este giro Copérnico, no sólo entre aficionados y músicos, sino sobre todo con respecto a la interacción de nuestro género con el mundo exterior. Si una banda neo-clásica actual destierra cualquier referencia al término progresivo en su literatura, podrían evitar el ataque tanto de anti-progresivos, fuera de nuestro círculo, como de los anti neo-progs, que existen dentro de nuestra base de aficionados. Podrían acercarse al mundo exterior diciendo que lo que ofrecen no es música progresiva sino … ¿qué? Esto me lleva a lo que Arena y Univers Zero tienen en común:

Las bandas progresivas de los 70 incorporaron un número importante de elementos que, usados conjuntamente, crearon un nuevo género. Thomas Olsson[viii] realiza una descripción muy precisa de estos elementos principales, identificando, entre otros:

  • Uso de una amplia variedad de instrumentos
  • Música escrita
  • El uso de principios armónicos modales está difundido
  • Formas clásicas son comunes
  • Composiciones y arreglos complejos

Hoy en día, la mayoría de estos atributos también están presentes en otros estilos musicales. Sin embargo, hay uno bastante singular en nuestro género, sólo compartido por la música clásica: el desarrollo estructurado de material temático.

Esta es, en mi opinión, la columna vertebral de nuestro género. Es muy difícil encontrar una banda de “rock progresivo” en la que no haya un crecimiento orgánico de material temático. Se puede encontrar (al menos un intento) en cualquier pieza neo-clásica, así como en la mayor parte de las complejas composiciones RIO. Cualquier banda o compositor que tome células temáticas (melódicas, rítmicas, armónicas) como ladrillos y desarrolle estas ideas de forma estructurada para llegar a un clímax, tarde o temprano atraerá la atención de los aficionados de nuestro género. Algunos lo harán utilizando un lenguaje simple y tradicional; otros mediante composiciones complejas, a veces tanto, que es difícil identificar las células temáticas. Pero, en esencia, están escribiendo el mismo tipo de música.

Espero que llegados a este punto quede claro por qué considero que el término ‘progresivo’ no está ayudando a clarificar “de qué va” nuestro género. Nos confunde internamente y desorienta al mundo exterior. Te puedes estar preguntando: “lo de progresivo queda claro pero, ¿qué tiene de malo el término ‘rock’?”

El término «rock»

Incluso en el clímax de su popularidad a mediados de los 70, el Rock Progresivo estaba sometido a un ataque constante por parte de los críticos. La mayoría argumentaba que este género traicionaba los principios básicos del Rock, que tuvo su origen como una expresión de la contra-cultura, dirigida a las masas, con estructuras musicales sencillas (casi siempre ABA) y con letras acerca de temas ordinarios del día a día, con la que la gente se podía identificar con facilidad. Desde este punto de vista, nuestro género tendría que haberse llamado algo así como “Anti-Rock, Progresivo”: estructuras musicales complejas, frecuentemente basadas en textos llenos de sutilezas, o basados en literatura antigua o mitológica. Justo lo opuesto de los postulados básicos del Rock.

Muchas de las bandas que actualmente trabajan dentro de nuestro género, están incorporando cada vez, con mayor frecuencia, elementos de otros estilos, dando un carácter ecléctico a la música producida. Es cierto que la mayoría de las bandas usan la configuración típica de cuarteto o quinteto de rock, pero esto sucede también en la mayoría de las bandas de jazz. A éstos no se les llama bandas de rock aunque utilicen guitarras, bajos eléctricos, y batería.

Debido a la complejidad de nuestra música, definir nuestro género como una manifestación de rock tiende a desorientar. Quizás intuitivamente, algunos se han apartado del término ‘rock’ y cambiaron la etiqueta principal del género a “Música Progresiva”. Otros descartaron la palabra ‘progresiva’ y llegaron al término de “Art Rock”. Si de estas definiciones alternativas eliminamos ‘progresivo’ y ‘rock’, nos queda “Arte-Música” o “Música Artística” por adaptarlo mejor al castellano. Puede ser un comienzo; el problema es que cualquier manifestación musical concebida como una expresión artística no sujeta a consideraciones comerciales, tiene todo el derecho a ser llamada “Música-Arte”. Jazz, música clásica o folclórica caben en esta categoría.

Como una invitación para fomentar la búsqueda de una etiqueta alternativa, vale la pena considerar un término que recientemente está adquiriendo popularidad para describir el arte contemporáneo en todas sus manifestaciones: Neo-Barroco. Creo que nuestro género encaja muy bien en su definición. Uno de los atributos más resaltantes de nuestro género, es la tendencia a integrar estilos, instrumentos, modos y ritmos exóticos. La integración es precisamente una de las características principales del Neo-Barroco, como señalan autores expertos en la materia:

Barroco como una interface cultural con una dimensión que abarca una época entera y se sitúa entre lo viejo y lo nuevo; el viejo mundo auditivo de la cultura del manuscrito, y el nuevo mundo de la imprenta que ha “salido de los periódicos”. Hoy, a medida que vamos del mecanismo “moderno” de la impresión al “post-moderno” de los circuitos y la electrónica, nos encontramos sumergidos en una condición cultural híbrida con patrones similares, altamente creativa e igualmente inestable, que podríamos llamar “Neo-Barroco”.[ix]

Alejo Carpentier, un notable exponente de la literatura del siglo XX, define el término como “una estética y una ideología de la inclusión”.[x]

De una forma particularmente relevante a nuestro tema en cuestión, las similitudes entre los tipos de arte barroco y neo-barroco fueron descritas de la siguiente manera en una reciente exposición en España:

Medios visuales como los vídeos pop son herramientas de representación del neo-Barroco en su vampirización omnívora de ideas traídas de otros lenguajes. Cuando un DJ remezcla música de diferentes estilos, está redefiniendo, en un modo neo-Barroco, estilos musicales actuales… [como el clímax de la integración] el Cyborg será probablemente la última gran creación del Neo-Barroco.[xi]

Otros atributos del Neo-Barroco que igualmente describen muy bien otros aspectos de nuestro género, son:

  • Una estética de la repetición y la variación
  • Tendencia hacia la expansión, creando ambigüedad en la frontera entre las piezas
  • El deseo de evocar estados de transcendencia

 

Arte es Comunicación

La música, como forma más inefable del arte, ha sido el vehículo utilizado por la humanidad para comunicar mensajes sublimes y transcendentales que no pueden ser expresados por medios racionales. La Inspiración, emerge de la necesidad de decir algo. Arte, en cualquiera de sus formas, es el vehículo. Si no hay inspiración, nada sublime que transmitir, el resultado puede ser un reto intelectual o algo interesante, pero estéril. Por supuesto, la inspiración no es suficiente; se necesita un medio correcto para su transmisión. Sin las habilidades técnicas necesarias, no es posible proyectar la idea de una forma efectiva y precisa. Una Obra Maestra sólo se consigue cuando estos dos elementos se conjugan.

Cuando digo que Arte es el vehículo, implícitamente afirmo que es una herramienta al servicio de la inspiración. Por lo tanto, el arte está subordinado a la inspiración, al mensaje que está siendo proyectado. Cuando un artista intenta innovar sólo por el hecho de querer ser original, por querer ser considerado “progresivo”, está transformando el vehículo en un fin en sí mismo. Este es, precisamente, el mayor peligro del uso impropio de la palabra ‘progresivo’. Nos induce a la idea de que la innovación es el objetivo a alcanzar. En consecuencia, lo que debería siempre permanecer como un vehículo, se convierte, sin embargo, en el criterio para juzgar el valor de una obra de arte. Mientras tanto, por supuesto, la inspiración y el mensaje se pierden en esta jungla terminológica, para beneficio de aquellas personas incapaces de entender o proyectar el verdadero lenguaje de la música.

Terminaré este artículo con una analogía extraída de una carta que envié al foro de rock progresivo español “La Caja de Música”, en marzo de 2002:

Podríamos comparar la inspiración con las ondas electromagnéticas emitidas por una emisora de radio. El aparato de radio es el medio para convertir esas ondas en algo que puede ser percibido por otras personas. Este aparato es el equivalente al medio artístico (música en este caso, pero es un ejemplo aplicable a cualquier otro tipo de arte). Si lo que tenemos es una radio de muy, muy mala calidad (el equivalente, por ejemplo, a alguien que no sabe tocar el piano), habrá una enorme diferencia entre el mensaje original emitido por la emisora, y lo que finalmente percibimos. Difícilmente de esa situación podrá surgir una Obra Maestra. Si desarrollamos la técnica al punto de hacer una radio perfectamente adaptada a la señal que estamos captando, y nos concentramos en diseñar la radio con el objetivo de reproducir el mensaje lo mas fielmente posible (incluyendo innovaciones necesarias por las características de la señal que estamos percibiendo), estaremos en el camino correcto para generar verdadero arte. Si, en el camino, nos empezamos a entusiasmar tanto con el diseño del aparato, que perdemos el interés por el mensaje y nos concentramos en crear la radio más impresionante desde el punto de vista tecnológico, se va por el mal camino. Eso es progresismo mal entendido. Este tipo de “progresivo” nos conduce a un montón de snobs haciendo comentarios tontos acerca de las excelentes cualidades técnicas del aparato y hablando de lo «interesante» que suena ese «ruido blanco» tan curioso y original que están escuchando… (claro, es que la emisora dejó de trasmitir – sólo queda conformarse con lo bien recogido que está el ruido ambiental).[xii]

 

Créditos

[i] Las ideas de este artículo fueron utilizadas como base para el foro de discusión del festival «Gouveia Art Rock» el 9 de abril de 2006. Este artículo también fue publicado en la revista «El Chamberlín» en el número 18 – Noviembre de 2016.

[ii] Edward Macan. Rocking the Classics – English Progressive Rock and the Counterculture. (Oxford: Oxford University Press, 1997.)

[iii] Jerry Lucky. 20th Century Rock and Roll – Progressive Rock. (Burlington: Collector’s Guide Publishing Inc., [no se especifica el año de publicación. Probablemente 1999 – 2000].)

[iv] Kevin Holm-Hudson. Progressive Rock Reconsidered. (London: Routledge, 2002)

[v] Entrevista a Steve Wilson. Revista «Explicitly Intense» (diciembre 2005) a la que se hace referencia en The Ministry of Information blog, http://www.ministry-of-information.co.uk/blog/archives/001321.htm. La referencia también aparece en el foro de Porcupine Tree (http://www.porcupinetreeforum.co.uk/).

[vi] Robert Pirsig. Zen and the Art of Motorcycle Maintenance. (New York: Bantam Books, 1974), p. 72.

[vii] Entrevista a Steve Wilson.

[viii] Thomas Olsson. Rock progressivo hoje. Is there anybody out there? (Gouveia: Cadernos Progressivos Nº 1, 2006)

[ix] Francesco Guradiani. Old and New,Modern and Postmodern:Baroque and Neobaroque. El artículo completo (en inglés) se puede leer en: http://www.chass.utoronto.ca/mcluhan-studies/v1_iss4/1_4art2.htm. Para un análisis extenso del Neo-Barroco, centrado en artes audiovisuales y el cine, sigue este enlace al artículo “The Baroque and the Neo-Baroque” de Angela Ndalianis: http://web.mit.edu/transition/subs/neo_intro.html

[x] Tomado del artículo Comparative Literature in an Age of «Globalization» , de Lois Parkinson ZAMORA. http://clcwebjournal.lib.purdue.edu/clcweb02-3/zamora02.html Enlace no activo al momento de publicación del número 3 de Phaedrus, en enero 2016.

[xi] Baroque and Neo-Baroque – The Hell of the Beautiful (art exposition in Spain October 2005 – January 2006). Taken from an article published in the website of ‘Non Starving Artists’ http://www.nonstarvingartists.com/News/ImagedNewsItem.2005-10-16.4920.html Enlace no activo al momento de publicación del número 3 de Phaedrus, en enero 2016.

[xii] http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Archivo/lcdm0348.txt (La Caja de Música # 348)

Imagen principal del artículo tomada de la excelente página «ProgArchives». Este sitio es en mi opinión la mejor referencia para «Música Artística Neo-Barroca» también conocida como «Rock Progresivo» ;-). Este es el enlace a la imagen: http://www.progarchives.com/wallpapers/PACollage2.jpg

Si no estás familiarizado con ProgArchives, te harías un gran favor si los visitas: http://www.progarchives.com/

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6 comentario(s) en “Rock Progresivo – Una Etiqueta que Desorienta”

  1. zappamacias@yahoo.es dice:

    ¡Felicidades Carlos!. Aunque ya hace años que leí este articulo por vez primera, siempre es un placer volver a hacerlo.

    1. Phaedrus dice:

      Gracias Fran. Afortunadamente el género ha ido evolucionando positivamente desde 2006, pero creo que mucho de lo que dije entonces mantiene su vigencia.

  2. marco.cayuso@gmail.com dice:

    Excelente disertación sobre los términos que se usan, y los que tal vez se deberían usar, para nombrar nuestra música. Por supuesto las etiquetas son sólo una ayuda para orientarnos entre tantos estilos musicales, pero es muy interesante ver como a veces esas propias etiquetas, como la de «rock progresivo», se pueden convertir en un estorbo para acercarse y disfrutar de el tipo de música que pretenden describir…
    Muy buena la analogía con el jazz y la música académica, que pone en evidencia lo absurdo de pretender que todo lo viejo pueda ser desechable, o que sólo lo innovador y con un sonido novedoso sea importante… Recuerdo como discutía yo con un amigo a finales de los años 70s, cuándo me decía que ya no quería escuchar nada con el sonido «pavoso» del órgano setentero de Emerson o de grupos similares, y que era hora de evolucionar a otro tipo de música menos anticuada… Yo le decía que era absurdo su argumento, según el cual uno podría detestar a Vivaldi o a Mozart porque todo el tiempo suenan «esos anticuados violines»… No todo tiene que sonar a nuevo para que sea bueno…
    Por otra parte, y para terminar en tono jocoso, se me ocurre pensar que si ya con el término de «rock progresivo» muchos críticos nos tildaban de pomposos y pretenciosos, no quiero ni imaginar lo que dirán con el término «música artística neo-barroca»… ;o)))

    1. Phaedrus dice:

      Jajaja. Pues sí, precisamente por eso no propuse «formalmente» ese término en el artículo. Buena descripción, pero demasiado pretenciosa…

  3. heflufus@hotmail.com dice:

    Hola buen análisis es una de las cuestiones que me inquietan del mundo de la música del que intento formar parte, la fuerza del rock con la calidad de todas las músicas que tienen tanto un componente educacional como cultural e intentan aproximarnos a unos patrones de búsqueda de ideales que nos permitan distinguir entre el mundo de las apariencias engañosas donde se disfruta de una realidad manipulada por gente que nos quiere tener aborregados y controlados mientras ellos tienen el control y el poder, como todos estamos formados por una parte vital y otra más espiritual o ética y nos rige un equilibrio entre estas dos , el estilo tiene desde la fuerza vital del rock y la ética elevada de las músicas que cultiven la parte más profunda del ser, Y es muy interesante esta dualidad, es como fusionar a nitezsche con Platón, cosa.al alcance de muy pocos , y tantas formas de hacerlo como estilos ilimitados que hay y que seguirán saliendo y surgiendo

    1. Phaedrus dice:

      Desde luego, el art rock es un vehículo muy completo porque une música, literatura, arte gráfico, teatro, etc. La música clásica tiene la ópera o el ballet como medios multimedia de características similares. Creo que la amplitud de manifestaciones artísticas que se dan cita en el art rock es lo que le da ese carácter tan especial y que sin duda le permitirá no sólo resistir, sino engrandecerse con el paso del tiempo. Es, de hecho, lo que está sucediendo.

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