Improvisación en el Rock Progresivo

Hace algunas semanas asistí a un concierto de la pianista Gabriela Montero. Ella se ha convertido en una de las pianistas más prestigiosas en activo; ganó el Grammy Latino 2015 al mejor álbum de música clásica y tocó en la ceremonia de inauguración del primer mandato de Barack Obama. Esta popularidad se debe no sólo a su impecable técnica y cualidades interpretativas, sino a una virtud poco común hoy día en el ámbito de la música clásica: su enorme talento de improvisación.

Como es habitual ya en sus conciertos, la última parte estuvo compuesta por improvisaciones. Escogió a personas del público para que le propusieran una melodía y lo único que ella pide es que sea muy popular para que el público aprecie mejor la improvisación. Al presentar esta última parte de su concierto, ella dijo:

“Grandes compositores como Bach, Beethoven o Rachmaninov eran excelentes improvisadores. Desgraciadamente, por razones que desconozco, el arte de improvisar se ha perdido en el mundo de la música clásica.”

Lo que dice es muy cierto. Por ejemplo, hasta el siglo XIX, las cadencias en los conciertos para solista y orquesta no estaban escritas. La gente iba expectante para ver cómo iba a ser la cadencia, y la calidad y popularidad de un solista estaba muy condicionada por su talento como improvisador a la hora de ejecutar dichas cadencias. Con el tiempo, las cadencias comenzaron a escribirse y se convirtieron en pasajes virtuosísticos en los que el ejecutante debe respetar lo que está escrito. Por ejemplo, hoy en día ningún intérprete se atrevería a modificar la cadencia de un concierto de Bartok. Otro ejemplo en la música clásica proviene del período barroco. El “bajo continuo” era un bajo cifrado sobre el cual los instrumentos melódicos desarrollaban melodías de forma espontánea; incluso los organistas y clavecinistas tenían ciertas licencias para construir los acordes, usando el cifrado como base.

Como ya he dicho en ocasiones anteriores, el rock progresivo tiene muchos elementos en común con la música clásica, especialmente la sinfónica. Pues la poca improvisación, es otro elemento común. Por supuesto no quiero decir que la improvisación no esté presente en el rock progresivo pero puedo afirmar con seguridad que la improvisación no es uno de los rasgos más distintivos del género.

¿Por qué se produce este fenómeno? ¿Es por falta de capacidad técnica de los músicos? ¿Tiene que ver con el tipo de música? ¿O hay alguna otra razón?

Para indagar en estas cuestiones, vamos a detenernos a examinar los distintos tipos de improvisación.

Improvisación Libre

En este caso, los músicos tienen total libertad para tocar lo primero que se les ocurra. Puede surgir espontáneamente algún motivo y que los demás músicos lo aprovechen para desarrollar fantasías en torno a esa idea. Esta improvisación carece de una estructura predefinida. No existe una base armónica subyacente y los músicos a priori no tienen ni idea de lo que va a ocurrir. Algunos ejemplos:

John Zorn Improv Marathon (The Stone, 16.10.2011) – parte 1

Angel Ontalva & Vasco Trilla MUZENERGOTOUR 2014 (Live in Kemerovo)

Improvisación sobre una base armónica

Esta es la improvisación más común y el rasgo determinante del jazz y sus derivados. Este tipo de improvisación está presente también en el rock, world music, folclore, etc. En este caso, la base armónica se fija de antemano, así como la duración de la improvisación. El intérprete conoce de antemano la secuencia de acordes; por este motivo, puede “planificar” su ejecución porque sabe qué tipo de escalas puede utilizar, que sean compatibles con la base armónica o que generen el tipo de tensión que se desea crear. Este es un tipo de improvisación menos libre, y uno que se presta a que los ejecutantes desarrollen “plantillas”. Por esa razón es frecuente ver a un mismo ejecutante tocando improvisaciones muy parecidas, incluso en obras diferentes.

La estructura más común en las piezas de jazz es organizar la obra en torno a una secuencia armónica definida como “coro”. La primera vez que se toca el coro, hay una o varias melodías compuestas. Es decir, puede tener forma A, o AB donde B es una sección contrastante. Este primer “coro” se conoce en inglés como “head chorus” y tiene una duración variable (8, 16 o incluso 32 compases). Cuando termina el “head chorus”, comienza la ronda de improvisaciones. En cada improvisación se mantiene la base armónica establecida en el “head chorus”. Cuando terminan las improvisaciones, se vuelve al “head chorus”. A veces se incorporan introducciones o epílogos.

Durante la sección de improvisaciones, por regla general hay total libertad a la hora de plantear las melodías y con mucha frecuencia las improvisaciones no están basadas en la melodía de los temas escritos que aparecieron en el “head chorus”.

Chick Corea – Spain – Live At Montreux 2004

Este patrón es muy frecuente en otros tipos de música, incluso el rock. Los famosos “jams” siguen el mismo patrón: se define una secuencia armónica sobre la cual se desarrollan las improvisaciones. Los “jams” de Grateful Dead por ejemplo, fueron muy populares en los 60.

Improvisación sobre una base melódica

Este es el tipo de improvisación más difícil porque en esencia, se trata de construir sobre la marcha un tema con variaciones o una fantasía estructurada, utilizando una melodía como base. Este es el tipo de improvisación que realizaban músicos como Chopin o Liszt y que ha caído en desuso probablemente debido a su enorme dificultad. En casos excepcionales, el desarrollo temático y la estructura subyacente son elaborados de forma tan rigurosa, que es difícil saber si se trata de una improvisación o de una obra previamente escrita. La mejor forma de describir este tipo de improvisación, es con un par de ejemplos:

Gabriela Montero Improvisación sobre Cumpleaños Feliz Heidelberger Frühling 2016

En este caso, el organista Thomas Ospital improvisa sobre una antigua melodía navideña llamada “Puer Natus Est Nobis”. Esta es la melodía original:

Y esta es la improvisación de Thomas Ospital:

Vamos ahora a explorar el asunto de por qué las improvisaciones son poco frecuentes en el rock progresivo. En el artículo Rock Progresivo – Una Etiqueta que Desorienta, defiendo la idea de que quizás la característica que define y distingue mejor este género es:

“El desarrollo estructurado de material temático”

Los dos primeros tipos de improvisación – “libre” y “sobre una base armónica” no se prestan para el desarrollo estructurado de material temático. Sólo la improvisación del tercer tipo favorece este tipo de desarrollo y, como hemos visto en los dos últimos ejemplos, requiere de un talento y técnica excepcionales, al alcance de unos pocos privilegiados. Por esta razón, cuando se produce algún tipo de improvisación en el rock progresivo, es “libre” o “sobre base armónica” y esto va en detrimento de un desarrollo temático estructurado. Una de las pocas bandas famosas del rock progresivo de los 70 que hizo un uso extensivo de la improvisación fue King Crimson. Muchas de sus canciones fueron el resultado de improvisación “libre”. He aquí un par de ejemplos de improvisación en el rock progresivo:

Improvisación «libre» – King Crimson: “Starless and Bible Black”

Improvisación sobre una base armónica – Jethro Tull: “Passion Play”

El rock progresivo es un exponente magnífico de la música artística. De nuevo hago referencia al artículo Rock Progresivo – Una Etiqueta que Desorienta, donde propongo otra característica relevante de este género:

“El deseo de evocar estados de transcendencia”

Este es el fin último que persigue el compositor y para ello, recurre al desarrollo estructurado de ideas (melódicas, armónicas, rítmicas) con el propósito de llevar la obra a uno o varios clímax. En otras palabras, la construcción de estos clímax se realiza mediante un proceso, a veces artesanal, en el que cada paso está condicionado por un ejercicio consciente de análisis y reflexión. En el artículo de la revista “número 7 – mayo 2017”, hablaré sobre el fenómeno de la creación desde mi experiencia como compositor y allí expandiré estas reflexiones. De momento, vamos a quedarnos con la idea de que, en el rock progresivo, los clímax se construyen “sobre el papel”; están escritos de antemano.

Los amantes del jazz, saben que es perfectamente posible alcanzar clímax muy intensos durante las improvisaciones. Como dice el locutor español José Miguel López, cuando en los conciertos “hay duende”. Por lo tanto, para lograr una comunicación artística efectiva no es necesario que la obra haya estado previamente compuesta, sin espacio para la espontaneidad y la creación en el momento. Por supuesto, no todos coinciden con esta apreciación. Por ejemplo, el filósofo alemán Teodoro Adorno en su ensayo “Teoría Estética” (al que haré referencia en un próximo artículo), sostiene que el arte requiere de un cierto carácter de “cosificación”, es decir, de un conjunto de elementos racionales derivados de los posos culturales, sociales, estéticos, etc. del compositor y que en combinación con la “intuición” generan aquello que convierte la obra de arte en algo que trasciende la razón y los condicionantes del entorno del cual emana. Adorno sostiene que en la improvisación ese elemento de “cosificación”, no está presente, o lo está en menor grado.

Yo creo que, como explicaré en el artículo sobre el fenómeno creativo, la “inspiración” va más allá de lo que Adorno denomina “intuición” porque trae consigo una inteligencia Superior de la que el compositor puede o no ser consciente. Durante momentos de gran inspiración, el compositor se convierte en un intermediario que transcribe el mensaje que le llega con fuerza; la fidelidad con la que plasma este mensaje depende de su destreza técnica.

En algunos casos excepcionales, como el de Gabriela Montero, la destreza técnica está desarrollada al punto de poder transcribir “en tiempo real”, con lujo de detalles, una idea compleja que comprende no sólo una melodía, sino una entidad completa con todos los elementos estructurales de forma, armonía, ritmo y dinámica en su sitio. Pero en la mayoría de los casos, lo que sucede es que el compositor plasma las ideas provenientes de su inspiración en forma cruda, y luego invierte la mayor parte del tiempo en transcribirlo, estructurarlo y depurarlo. Durante ese proceso, la obra de arte puede ser complementada (o contaminada) por un ejercicio racional. Esta es la base del popular dicho: “Componer es 10% inspiración y 90% transpiración”.

En el caso del rock progresivo, este trabajo de depuración se realiza “en laboratorio”, bien sea sobre papel como indiqué anteriormente, o mediante un esfuerzo colectivo. Como explicó Carlos Romeo en su artículo Acerca de Starless, con frecuencia las obras se desarrollan a partir de ideas, frases, melodías, etc. aportadas de manera individual por los componentes de la banda. A partir de allí, se produce un trabajo en equipo en el que la estructura de la obra, el desarrollo de las ideas, los clímax, se van definiendo y fijando mediante sucesivas iteraciones. Obras de enorme complejidad como “Passion Play” de Jethro Tull fueron compuestas a partir de retazos provenientes de diversas fuentes. Sin embargo, aunque hay algunos pasajes de improvisación, el resultado final es el de una obra fijada hasta la última nota.

Un buen ejemplo de este proceso lo tenemos en la serie de Genesis “Selling England by the Session” que nos da acceso a grabaciones de algunas sesiones de composición de la banda. Aquí queda patente que en muchos casos las ideas se iban depurando mediante un proceso cíclico, hasta que finalmente quedaban fijadas en la forma que todos conocemos. Esto es la antítesis de la improvisación. De lo que se trata es de tomar una idea inicial y depurarla mediante una serie de iteraciones hasta llegar a una versión que nos satisfaga por completo. En cada iteración, podía quedar fijado un fragmento de la idea, el resto seguía “inestable” y sujeto a improvisación. El objetivo era eliminar esa inestabilidad, lo cual es equivalente a decir que el objetivo era eliminar la improvisación. Escuchemos algunas grabaciones relacionadas con el proceso de composición (o “fijación”) de “Dancing with the Moonlit Knight”:

En esta sesión escuchamos a Hackett experimentando con algunas ideas. De todo lo que se escucha en esta grabación, sólo una pequeña parte queda “fijada” para la versión final:

En esta toma, muy interesante, escuchamos a Gabriel comenzando a dar forma a las melodías de la voz, con el apoyo de Banks al piano:

En esta tercera sesión ya se nota un mayor grado de maduración de las ideas. El porcentaje de ideas ya “fijadas” es mucho mayor. Parece evidente que en ese punto aún no se había escrito la letra.

Vemos por lo tanto que, por regla general, lo que se busca durante el proceso de composición en el rock progresivo es fijar las ideas. Las obras son el resultado de un proceso de depuración, de “ensayo y error”, donde las decisiones acerca de qué queda y qué se descarta se toman de manera consciente.

Durante este proceso de fijación de las obras, muchas veces se determinan secciones de improvisación. Sin embargo, es curioso ver cómo algunas de estas improvisaciones se reproducen casi de forma idéntica durante los conciertos. Es decir, lo que nace como una improvisación, termina convirtiéndose en un solo “escrito”. Por seguir una analogía con el mundo de la música clásica, es similar a las cadencias que comenzaron como una sección libre para convertirse gradualmente en un fragmento más, compuesto de antemano.

Podemos concluir que la escasa presencia de improvisación en el rock progresivo, es una consecuencia natural del proceso que por regla general se sigue para crear las obras. Este proceso, a su vez, viene condicionado por el objetivo de lograr un desarrollo estructurado del material temático que es en mi opinión, como ya mencioné, quizás la característica más destacable de este género.

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7 comentario(s) en “Improvisación en el Rock Progresivo”

  1. zappamacias@yahoo.es dice:

    Interesante artículo, Carlos!

  2. jcarroyo60@gmail.com dice:

    Muy bueno el Artículo, Carlos…Un ejemplo donde parece que hay improvisación, o como menciones, trabajo de depuración es un la adaptación de Pedro y El Lobo de Profofiev, hecha por Brand X y un largo etcétera de buenos músicos. Hecha si mal no recuerdo en el año 1976..y que por cierto, sería muy interesante tu análisis.

    1. Phaedrus dice:

      Un trabajo muy interesante. ¡Lo tendré en cuenta!

  3. marco.cayuso@gmail.com dice:

    Excelente artículo!
    Muy interesante la búsqueda y conclusión de porqué en general no se da mucha improvisación en el rock progresivo. O más bien, quizás más acertado decir que no se da en la forma tradicional que uno está acostumbrado, como en el jazz, donde a partir de algo ya “conocido” se desarrolla una improvisación. La improvisación sí estaría en el prog, pero más bien en el proceso previo de formación de la pieza…
    Esos procesos de composición de una obra en grupo deben ser bastante agotadores, y supongo que transcurrirán por un delicado camino para sortear limitaciones de tiempo por consideraciones económicas, coincidencia de ánimos entre los miembros del grupo, etc. Por ejemplo en la autobiografía de Bill Bruford me llamó la atención todo lo que comenta sobre la creación de “Close to the Edge”, que al menos para él se convirtió casi en una pesadilla y un esfuerzo titánico, dándole forma poco a poco a la pieza…
    Aparte de King Crimson, que por supuesto no puede faltar en un artículo sobre improvisación dentro del prog, yo mencionaría también a Henry Cow, que daba igualmente mucho valor a este tema.
    Me ha gustado mucho el artículo, y aparte de los acertados ejemplos de cada tipo de improvisación que muestras (como los de la fabulosa Gabriela Montero), también he disfrutado mucho poder escuchar las grabaciones que colocas de Genesis componiendo, material cuya existencia desconocía.

    1. Phaedrus dice:

      Gracias Marco. Coincido contigo – muchas veces en el rock progresivo lo que eventualmente se fija en una composición nace de una improvisación, de una idea que surge de forma espontánea. Eso se ve claramente en los ejemplos que puse de Génesis. Así que, en su origen, la improvisación juega un papel importante. En cuanto a Henry Cow, en esta olla tan inmensa donde caben tantas vertientes, está la de las bandas consideradas «progresivas» pero con un pie en el jazz. En esos casos por supuesto la improvisación es una pieza vital. Henry Cow, Soft Machine, Mahavishnu y tantas otras. Lo que digo en el artículo es aplicable a lo que podríamos llamar «corriente principal» del rock progresivo.

      1. marco.cayuso@gmail.com dice:

        Ciertamente, todas las bandas que aún dentro del prog se inclinan hacia la fusión con el jazz, por supuesto incorporan mucho de improvisación en su lenguaje…
        Por lo que ya he visto en la revista, pienso que con la música de Kotebel seguramente el proceso será en general del tipo de ir depurando las ideas poco a poco, pero no te pregunto más al respecto pues estoy seguro que en el artículo del siguiente número donde hablas de tu proceso creativo, encontraré algunas consideraciones sobre este tema…

      2. Phaedrus dice:

        Pues sí Marco. Si lees el artículo sobre el proceso creativo verás que en Kotebel nunca hemos hecho composiciones en grupo. La parte colectiva está relacionada con la etapa de los arreglos, pero se trabaja sobre obras totalmente compuestas, no fragmentos aislados.

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